Cuando va a pasar unas semanas después de mi estancia en la Toscana italiana, hago esta pequeña reseña para el periódico del instituto. Aunque la mayoría de la comunidad educativa ha podido seguir mis andanzas italianas a través de las redes sociales del centro, paso con más serenidad a escribir unas letras que reflejen aunque sea mínimamente lo vivido.
Del sábado 26 de marzo al sábado 2 de abril de 2022 transcurrió mi movilidad Erasmus+ a la ciudad italiana de Prato, si bien este tipo de actividades requieren un trabajo previo que abarca desde la logística (vuelo, alojamiento, manutención), centro de acogida y preparación (idiomática y formativa, concretamente italiano, ciudadanía activa y Aprendizaje por Servicio).
Superados los miedos propios del que se aventura a lo desconocido y en una situación de pandemia mundial, Sandra Mugnaioni, de la Comisión Internacional EDU y concejala municipal de Prato, ha sido mi ángel de la guarda particular que ha permitido cada una de las acciones que he podido desarrollar. A pesar de que la anfitriona había dado positivo en coronavirus, todas las vísperas del día siguiente me mandaba un mensaje para marcar la agenda a seguir. Nunca tendré suficientes palabras para agradecerle todos sus desvelos.
Por la mañana, participé de las clases en el Instituto Gramsci-Keynes de Prato, donde a pesar de la brevedad del tiempo compartido pude hacer amigos y colaboré con numerosos docentes de religión, derecho, educación cívica, historia y otras materias.
Por la tarde, conocí diversas realidades educativas: el Centro Internacional de Estudiantes Giorgio La Pira de Florencia, la escuela extraescolar Oscar Romero en Prato; la escuela de Danza y Vida “Armonía fra i Popoli” (Armonía entres los pueblos) di Montecatini; y la Instituto Universitario Sophia de Loppiano. También tuve tiempo de visitar culturalmente, aunque rápidamente, las tres ciudades de Florencia, Pisa y Prato.
Muchos nombres resuenan en mi mente y en mi corazón: Giovanna, Tomasso, Antonella, Paolo… hombres y mujeres que con su actuar ponen su granito de arena en la consolidación del Pacto Educativo Global que centra toda su atención en la integridad del individuo; su ser relacional y una ecología integral. Esta ha sido la esencia de la movilidad: observación de buenas prácticas en torno a lo que supone una ciudadanía activa.
La movilidad acabó pero esto no ha hecho sino empezar. Por delante una tarea apasionante dentro de nuestra práctica docente: aprender a ser, aprender a convivir y aprender a cuidar la madre tierra. Aprovecho este espacio también para invitar a toda la comunidad educativa a asumir los cambios necesarios para afrontar una mirada al futuro más allá de nuestras costas y abrazar todas las posibilidades que nos brinda Europa. Arrivederci.
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