Nancy Pérez nos relata su experiencia de gran evolución en el IES Puerto del Rosario: desde sus años escolares, en 1972, a su trabajo en la administración del instituto, en 1981, terminando con el homenaje a sus años de labor en este centro educativo.
Si echásemos cuentas, tendríamos unos 40 años justos de trabajo y unos 50 años de aprendizaje continuo. Estamos hablando de mucha práctica y de mucho esfuerzo. Como ella nos comparte, “la experiencia es un grado”. Y de esto no que falta a Nancy.
Pero no siempre fue fácil, la experiencia se obtiene atravesando momentos duros, complicados y exigentes. Podríamos hablar de que ella vivió la introducción de casi todo lo que hoy conocemos como tecnología básica. Y en su lugar de trabajo se han tenido que afrontar grandes retos, ya que la administración todo el papeleo se hacía a máquina. Como ella afirma, “hemos evolucionado no mucho, sino muchísimo”.
El centro peleó por poder formar parte de los proyectos que presentó el gobierno para la actualización de toda la tecnología y lo consiguió, aunque, como ella asegura, “es trabajoso, es echar horas y es aprender… pero yo soy una fan de las nuevas tecnologías” . Y como si fuese poco, también vivió la aprobación de las nuevas leyes educativas.
No solo se notan los cambios tan significativos o generales, sino que también se perciben algunas épocas de mayor tensión que no son tan visibles para las personas ajenas a esta labor. “El estrés de las fechas de matrícula es muy grande, porque tienes que sacar mucha información en muy poco tiempo”. Muchas fueron las montañas que escalar y las cuevas oscuras que recorrer, pero su actitud siempre fue ejemplar. “Yo, desde el primer día, viene a trabajar con mucha alegría. Nunca jamás me he levantado pensando en que tengo que ir a trabajar como algo malo”, afirma.
No estamos hablando solamente de grandes logros profesionales, sino también de una persona de referencia en la que confiar cuando nuevos trabajadores se incorporan al IES Puerto. Como experiencia laboral, ella misma nos cuenta que el que llegaba nuevo “se fiaba mucho de mí porque al estar tanto tiempo trabajando aquí conocía bien las cosas”.
Ella nos confiesa un último detalle, y es que en realidad sí tenía cierta idea de este homenaje y reconocimiento a su gran trabajo, perseverancia y esfuerzo. Pero lo que no sabía es que sería tan exaltado sobre otros acontecimientos ni cuándo tendría lugar. No solo esto, por encima de este gesto de cercanía y aprecio, también se llevó lazos cercanos de amistades, como el que hizo con Manuel Miranda, quien le ayudó mucho cuando comenzó a trabajar en la administración.
Y para finalizar recordaremos este comentario que nos dejó sobre su trabajo en nuestro centro. “Yo me lo he pasado muy bien aquí. Para mí no ha sido una obligación”.
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