Artículo de opinión del alumno Alejandro López Cabrera, de 2º de Bachillerato F.
Podemos definir como paz la ausencia de conflicto, la ausencia de problemas y la satisfacción de sentir que has contactado contigo mismo. Es algo que debe ser un derecho fundamental en cualquier persona, poder tener que dejar de preocuparnos por huir de guerras incesantes, conflictos en el trabajo o discusiones maritales.
Desde un mundo donde no falta de nada es fácil conseguirla, o eso es la teoría. En un país europeo no tenemos complicaciones, no hay guerras internacionales, la pobreza está controlada, por ahora y todas las necesidades básicas están cubiertas. Los niños de extremo oriente nos miran recelosos, allí desde que los primeros rayos del sol asoman por la ventana del horizonte, deben huir despavoridos por la guerra, el hambre es el pan de cada día, faltando el pan, la precariedad de los servicios es notoria y las necesidades son incontables; medio Oriente está sumida en una guerra constante, un círculo vicioso donde la paz no tiene cabida.
Pero sin llegar a irnos tan lejos, los conflictos en las calles están siendo cada vez más comunes, en Gran Canaria dos sujetos asesinaron propinándole una paliza a un “gorrilla”, en la zona de Las Rehoyas hubieron conflictos similares y en todo el territorio nacional han habido revueltas de este tipo.
La paz que teníamos se está desmoronando por momentos, siendo sustituida por la violencia y lo obsceno. La paz se puede alcanzar, no es una utopía como lo pintan algunos, sino una realidad que se ve en los países donde la situación es favorable, todos podemos poner nuestro granito de arena para que por lo menos haya un poquito de paz en este mundo tan corrompido por la sangre fraternal.
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